Cauterio by Unknown

Cauterio by Unknown

autor:Unknown
La lengua: spa
Format: epub
Tags: antique
ISBN: 9788433944252
editor: papyrefb2tdk6czd.onion
publicado: 2022-03-15T00:00:00+00:00


12. PLAZA JAUME SABARTÉS (ANTES)

Por supuesto estás a punto de dejarme. Yo no lo sé, porque me he convertido en una idiota y a estas alturas solo veo lo que tengo delante de mis ojos, como un burro con anteojeras. Pero si pudiera ver más allá, descubriría que todas las pistas están delante de mis narices.

Hemos dejado de follar. Aunque eso no es lo más importante —al menos no para ti, nunca lo fue. algo que todavía me sorprende.

Las cosas se han ¡do agriando. Los planes tienen cada vez tienen menos fuelle. Las ideas para las vacaciones de Navidad fueron descartándose a gran velocidad, ahora es febrero, y si fuera capaz de pensar, podría intuir que no llegaremos al verano. Nuestras cosas, tantas cosas que tenemos, amarillean. Las fotos que colgamos, los libros en las estanterías, el sofá. Todo se destiñe y le echamos la culpa a la terraza. Quién nos iba a decir que la luz del sol nos iba a quemar lentamente las cosas, ¿eh?, decimos. Lo que parecía una buena razón para estar aquí, lo que nos pareció una buena idea, ha acabado pudriéndonos las posesiones, que es lo único que tenemos en común a estas alturas. Si pudiera fijarme de verdad, me daría cuenta de que cada vez estás más ocupado, que pasas más tiempo al teléfono y frente al ordenador, en tu despacho, que es ahora la mesa del salón, donde se realizan reuniones y actividades, donde entras y sales sin apenas mirarme. Pero no me fijo. Solo contemplo el discurrir del tiempo, como si todo esto no me pasara a mí. Cada vez paso más tiempo en el sofá, como un objeto más, y entro y salgo de mí misma para aborrecerme. Mírala, me digo. Mueve el culo, haz algo. Lo mismo sucede con nosotros. Nuestra relación se ha convertido en esa fotografía disociada de mí misma que no logro analizar, algo que le pasa a otra persona.

Aun así, hay rutinas que se mantienen, por supuesto. En esta temporada en la que todo a nuestro alrededor es hueso sin carne, decido ir con pies de plomo. Desde el último día que discutimos, soy sistemática en mis acciones para no hacerte enfadar, aunque al parecer no lo logro. Por las mañanas exprimo las naranjas exactamente como te gusta y te llevo el zumo a la cama. Pienso siempre en usar zapatillas dentro de casa para no molestarte con mis pasos mientras duermes. No te acuso de pasar demasiado tiempo fuera de casa. Lo hice, hace poco. Ya me he convertido en ese tipo de persona. «Adonde vas esta vez», dije, un sábado por la tarde, otra vez tirada en el sofá como un bulto inerte. Pese a mi estupor general, pude ver tu gesto de desprecio inmediatamente, ¡era tan evidente!, así que me prometí a mí misma no hacerlo más. Ahora no.

Si pudiera ver más allá de mis narices, me daría cuenta de que tú nunca me preguntas adonde voy, has dejado de ser celoso, y eso que lo eras, muchísimo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.